martes, 11 de diciembre de 2012

De mis ocios laborales y cursilerías profesionales…


Era joven entonces, se llamaba Francisco, no recuerdo el apellido; qué más da: tenía nombre de héroe. Enseñaba Análisis de la Realidad Contemporánea; estábamos en preparatoria.

Para muchas compañeras, Francisco era perfecto. No era rostro de portada de revista pero cumplía con las muchas veces exigencia femenina: masculinidad, inteligencia y sentido del humor.

No sé que se habrá sido de él. Era joven cuando enseñaba Realidad, era joven cuando él era todo un sueño.